Gracias a que Rafa ha librado el día del Carmen, hemos podido ir a la feria, ya que no estoy para ir corriendo detrás de María y el único que puede llevar su ritmo es su padre.
A pesar del levantazo que hacía, pasamos un buen rato, disfrutando de la compañía de los abuelos y de Alba;
María se montó con su padre en los cacharritos, a todos decía que sí
cuando se le preguntaba si quería montarse, aunque luego se ponía a
llorar, menos en los ponys que no se quería bajar, no le faltó de nada,
iba guapisima vestida de gitana, con sus zapatos nuevos de sus tatas,
bailó en un caseta, comió patatas, piñonate, regaliz...por la cara que tenía se lo tuvo que pasar muy bien pero mejor nos lo pasamos nosotros viéndola disfrutar, ya que, aunque el año pasado fuimos a la feria, no supo lo que eran las atracciones y este año con su media lengua diciendo "ole, ole" está para comérsela.
No estuvimos mucho tiempo, ya que yo no quería ir a los servicios de la feria y no aguantaba mucho, saldríamos sobre las diez y estábamos de recogida sobre las doce, pero la señorita no se quedó dormida hasta las dos.
